Javier Carvajal Ferrer
Javier Carvajal Ferrer, nacido en Barcelona 1926 y fallecido
en Madrid, 2013. Fue una figura que no pasó inadvertido en el mundo de la
construcción española entre los años 60-70.
Arquitecto por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura
de Madrid (1953), que le dieron premio extraordinario de fin de carrera. En 1965 obtuvo
la Cátedra de Proyectos. A partir de 1976 fue catedrático de Proyectos y
profesor extraordinario de Historia de la Arquitectura de la Escuela Técnica
Superior de Arquitectura de la Universidad de Navarra.
A sus alumnos les trasmitía lo esencial que era conocer
otras culturas. “De todo lo que he hecho en mi vida, lo que más satisfacción me
ha dado, con gran diferencia, ha sido ser profesor”, aseguraba. Y el alumnado,
al que enseñaba a crear y pensar con independencia, le idolatraba. “No es mejor
maestro el que más verdades explica, sino el que más puertas abre”, les decía.
En 1991, en su última lección académica en la Escuela de Arquitectura de Madrid
les recomendó: “No persigáis imágenes, sino ideas, porque las imágenes podrán
cambiároslas, pero las ideas serán siempre vuestras”. Además de ser un
excelente profesor, fue un gran dibujante, podía trazar un proyecto en una
tarde.
“Soy arquitecto desde que me nacieron los dientes”, solía
decir Carvajal. Entre sus proyectos, oficinas,
centros educativos y religiosos, edificios, viviendas… se caracterizan por una
geometría escultórica y sintética en el que no desaprovechaba ni un rincón del
espacio. “El secreto era la dosificación y el tener muy mala leche en las
obras. Enfadarse, derribar lo que no estaba bien y exigir que todo se hiciera
correctamente”, explicaba en un homenaje Miguel Ángel Alonso, colaborador suyo
durante seis años.
Entre sus obras destacan la Escuela de Ingenieros Industriales
de Barcelona, la Torre de Cristo Rey, la de Valencia, el edificio de La Adriática y el Zoo de Casa de
Campo, todos en Madrid y su manifiesto, sin duda, son su casa y la de sus
suegros en Somosaguas. Mención aparte merece el Pabellón de España para la
Feria Mundial de 1964/1965 de Nueva York, galardonado con los premios más
prestigiosos. En los 60, acariciando cierto barroquismo, también revolucionó la
arquitectura comercial con el diseño integral de las tiendas Loewe (marca de la cual hablamos la semana
pasada en clase, como pionera española en contratar arquitectos y artistas
famosos para sus escaparates y tiendas).
Tiendas LOEWE Su Casa (la urbanización de Somosagüas, Madrid)
Durante su carrera trabajo y estableció contacto con varios
arquitectos y personajes famosos como por ejemplo Alberto Campo Baeza, que fue
compañero de docencia, éste así definió su estilo “Tenía una pasmosa habilidad
para articular espacios, para engarzarlos, como los arquitectos de la Alhambra
que él tanto admiraba supieron hacerlo. Plantas, alzados y secciones se
concatenan con tal fluidez, que la respuesta al juego planteado por el
arquitecto parece a nuestra vista como lo más natural del mundo”. Y como mencionamos anteriormente, también tuvo
contacto con Enrique Loewe, Carvajal trabajo en sus locales.
A lo largo de su carrera recibió numerosos premios, como la Medalla de Bellas Artes (1960), la Cruz de Caballero de la Orden de Isabel la Católica (1964), el Premio a la Mejor Arquitectura Internacional de la Feria Mundial de Nueva York (1964), el Premio Fritz Schumacher de la Universidad de Hannover a la Mejor Arquitectura Europea (1968), la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio (1973) o el Premio del Colegio de Arquitectos a la Mejor Arquitectura de Madrid (1980).
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